Cuando aprendemos a Vivir desde el Alma, se vuelve claro ante nuestros ojos el despliegue de los patrones y ritmos sincronicos (leyes) que gobiernan silenciosamente el desenvolvimiento de la vida y ordenan nuestras experiencias otorgándoles pleno sentido a nuestro transito por la tierra.
Ninguna corriente de vida, ningún destino, ninguna presencia es por que sì y para nada… no hay error, imprecisión ni desperdicios en el Gran Juego de los juegos.
Somos una raza con la capacidad de desdoblarnos y ser creadores, testigos y observadores de nuestras propias creaciones. Somos capaces de autorreferenciarnos y gestionar todos nuestros dones, darnos cuenta de cómo funcionamos y direccionar nuestra energía vital hacia donde queramos.
El pensamiento hace de nosotros un motor de diseño y manifestación de nuestras propias realidades. Lo que pensamos, la actitud con que lo hacemos y las emociones con que acompañamos nuestros referentes mentales son determinantes a la hora de nuestras vivencias y resultados materiales.
Cuando estamos dispuestos a esto, facilitamos el proceso de entrar en el continuo flujo de la Ley del mínimo esfuerzo, donde hay una potenciación de la expresión y el reconocimiento de las sincronías que nos orientan hacia el mejor rumbo en nuestro camino de crecimiento. Estar disponibles a esa ayuda, pedirla, valorarla y asumirla sin cuestionarle nada es garantía de nuestro mejor destino, que en todos los casos y en el seno de los matices de la propia original individualidad es alcanzar la frecuencia de la alegría, la gratitud y el Amor por la vida.
Te deseo disciplina, humildad y compasión en el ejercicio continuo de asumir tu mejor destino.
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